No es mentira que una parte central de todas las estrategias de marketing radican en la creatividad con la cual trasmitimos valor, sea por medio de imágenes, textos o símbolos, o una mezcla de ellos. Hacerlo de una forma en que inspire, emocione o atraiga a nuestro consumidor es parte del objetivo de cualquier director creativo detrás de un anuncio o un contenido.
Sin embargo, estas emociones, esos mensajes o sensaciones con los cuales queremos que se quede nuestro consumidor, no nacen de la nada, solo porque se nos ocurrió hacer algo irreverente, o algo inesperado. Al final cualquiera de estos resultados son parte de un plan que nace del análisis de los intereses de nuestra audiencia, de conocer profundamente a nuestro consumidor objetivo y sobre todo, de entender como con esa escala de valores, podemos presentarle de la forma más contundente y efectiva que somos aquello que busca.
<<El deseo para nuestros consumidores, crece por una experiencia mental y emocional que la empresa ha premeditado con base en analítica>>
Todo esto está muy bien, pero aún queda faltando una parte importante del resultado, y es el flujo de nuestro consumidor potencial, unir la emoción a la acción. Es en este punto donde se une la estrategia creativa con el estratega que elabora el funnel de ventas. Lo que buscamos con la comunicación es movilizar a nuestro consumidor, pero a donde, cuando y cómo es tarea del segundo, con a donde, nos referimos al medio o la plataforma, con el cuándo, al momento y la calificación y con el cómo, al mecanismo y la experiencia.
<<Unir la emoción con la acción, es por antonomasia el objetivo de cualquier estrategia. Lograrlo es unir lo mejor de ambos mundos. (creatividad, y analítica)>>
Elaborar un funnel de ventas efectivo requiere entender muy bien cuál es el objetivo de comunicación en cada paso, y cuál es la mejor forma de hacerlo; qué medio, canal, formato (experiencia) utilizar, pero también, requiere identificar cuando ese usuario está listo para dar el siguiente paso. Y es aquí donde diferentes métricas nos ayudan a identificar el nivel de interés o calificación que tiene cada persona dentro de nuestro embudo de ventas, es decir, que tan claro ha identificado la necesidad y que tanto nos considera como una solución. Mejorar la calificación, es justo la tarea del equipo creativo y de experiencia, optimizar los copys, los mensajes, el formato y todos los elementos comunicacionales con base en las métricas de interacción de las audiencias en cada momento. (reproducciones de video, clic to rate, shares y comentarios). La retroalimentación entre el estratega de funneles y el equipo creativo será un pilar de cualquier departamento de marketing que quiera lograr sus objetivos.
<<Conocer el insight detrás de cada métrica es la base para tomar buenas decisiones>>
No obstante, el estratega de marketing tiene una labor adicional, y es optimizar el embudo general de ventas de cada uno de los productos que comercializa la marca. Por eso, es de este, que deben salir los requerimientos creativos con el fin de saber donde mover o ajustar, para que al mejorar los contenidos y la selección de las audiencias, se produzca un incremento de las acciones de valor para la empresa, como: solicitar un demo, comunicarse con un asesor para resolver una inquietud, o llenar un formulario de contacto.
<<Saber donde mover o ajustar en el embudo, para mejorar la tasa de respuesta, es un ejercicio que solo nace de tener un claro entendimiento de la experiencia de compra de nuestro cliente, tanto interna como externa>>
Al final una estrategia de marketing bien implementada tiene tanto de magia como de eficacia. Se debe ser un artista con vocación de científico, para cautivar corazones de manera sistemática.